Pablo Rodríguez Lozano se estrena con su primera entrada en Ecomandanga: El impacto de los superdepredadores es más débil en los límites de sus áreas de distribución.
Los superdepredadores (aquellos depredadores que ocupan el nivel más alto de la cadena trófica en un ecosistema porque ningún otro animal depreda sobre ellos) son capaces de controlar la abundancia de depredadores de menor tamaño a través de la depredación, la competencia por los recursos y otros mecanismos como el miedo. Este papel funcional es muy importante, ya que, en ausencia de los superdepredadores, la abundancia de los depredadores de menor tamaño puede dispararse perturbando los ecosistemas. Un estudio reciente, publicado en la revista Nature Communications, explora la relación entre la abundancia de superdepredadores y la de otros depredadores de menor tamaño a lo largo de grandes escalas espaciales en cuatro regiones de Norteamérica, Europa y Australia. Los patrones de abundancia de los superdepredadores (lobos y dingos) a lo largo de sus rangos de distribución actuales son opuestos a la de los depredadores de menor tamaño (coyotes, chacales y zorros). Los superdepredadores son capaces de eliminar completamente a otros depredadores, pero solo cuando alcanzan altas densidades, lo cual ocurre en el centro de su rango de distribución. Sin embargo, el efecto de los superdepredadores se diluye según nos alejamos del centro de sus rangos de distribución, lo que provoca que otros depredadores puedan alcanzar altas abundancias en los límites de estos rangos. Esto indica que los depredadores necesitan grandes áreas continuas para poder llevar a cabo uno de sus papeles funcionales en los ecosistemas que habitan.
Top predators constrain mesopredator distributions (Newsome et al. 2017; Nature Communications, 8: 15469; doi: 10.1038/ncomms15469).
Lobo gris. Imagen destacada por U.S. Fish and Wildlife Service Headquarters