En ruta

Cabo Tiñoso: un remanso de paz en el Mediterráneo

En el sureste de la península Ibérica, en la costa occidental de Cartagena, se encuentra un paraje natural tan desconocido como interesante. Estamos hablando del Cabo Tiñoso, una de las pocas zonas que quedan intactas en el litoral Mediterráneo español, dado que las abruptas pendientes, su ocupación militar hasta fechas recientes y el difícil acceso lo han mantenido alejado de la especulación urbanística y del turismo.

El Cabo Tiñoso separa las bahías de Cartagena y Mazarrón y forma parte del espacio natural de la Sierra de la Muela, Cabo Tiñoso y Roldán que ofrece en su conjunto un impresionante paisaje caracterizado por una sucesión de acantilados calizos y pequeñas calas que no dejarán indiferente a nadie. En un Mediterráneo en el que, al menos en su ribera española, la costa se encuentra abarrotada de urbanizaciones y turismo de masas, es difícil encontrar un paraje en el que se respire la paz que aquí sin duda encontraremos. De hecho podéis dejaros el móvil en casa porque hay ausencia total de cobertura en esta zona.

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Cabo Tiñoso, un reducto de paz en la bulliciosa costa mediterránea española. Autor: Dani Bruno

Aunque la aridez del paisaje puede incitarnos a concebir la zona como de escaso interés botánico y faunístico, la realidad es que este espacio aglutina una biodiversidad peculiar, con numerosos hábitats de interés comunitario, siendo muchos de ellos prioritarios a nivel europeo. Todo ello le ha hecho merecedor de estar catalogado como Parque Regional, Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y, recientemente, Reserva Marina de Interés Pesquero.

Vegetación

Se trata de uno de los lugares más secos de España (<200 mm anuales), lo que condiciona fuertemente la cobertura y composición de la vegetación existente. De hecho, nos encontramos en el piso bioclimático inframediterráneo, caracterizado por una vegetación adaptada a condiciones muy acusadas de aridez, el cual presenta temperaturas suaves durante todo el año (en España estas condiciones solo tienen lugar en la solana de los acantilados costeros situados entre Cabo de Palos y Cabo de Gata). Fruto de estas condiciones climáticas tan exigentes y de la interconexión entre esta zona y el Norte de África durante la crisis del Messiniense (época en la que el Mediterráneo sufrió un proceso de desecación casi completo), son numerosos los iberoafricanismos que se encuentran en la zona (especies que tienen una distribución restringida al Sur de Europa y Norte de África).

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Espartales dominando la secuencia de lomas, acantilados y vaguadas que se extienden por el interior parque. Autor: Dani Bruno

Esta aridez extrema no es óbice para que la zona cuente con una gran riqueza botánica (más de 400 especies de plantas en el espacio natural). Entre la vegetación más frecuente de la zona por la que transcurre la excursión que a continuación os proponemos, cabe destacar el palmito (Chamaerops humilis), el romero (Rosmarinus officinalis), el esparto (Stipa tenacissima), el cornical (Periploca angustifolia), la sabina negra (Juniperus phoenicea), el enebro rojo (Juniperus oxycedrus), el espino negro (Rhamnus lycioides) y algunas singulares manchas de pino carrasco (Pinus halepensis) que no se encuentran en su mejor momento por la sequía prolongada que atraviesa la zona y la acción devastadora del barrenillo del pino (escarabajo perforador que está devastando la población de esta conífera). Además, los ojos más experimentados pueden localizar en la zona interesantes singularidades botánicas como el Chumberillo de lobo (Caralluma europea y C. mumbyana), el oroval (Whitania frutescens), el cardo amarillo de roca (Centaurea saxicola) o varias especies de siemprevivas (Limonium spp.).

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En un entorno tan árido, las vaguadas son un refugio codiciado. Palmitar en las proximidades del cabo. Autor: Dani Bruno

Un capítulo especial merece el Garbancillo de Tallante (Astragalus nitidiflorus), endemismo exclusivo del interior del espacio natural que tras ser descubierto en 1910 y tras casi 100 años sin ser visto, se dio por extinto en el año 2000 siendo posteriormente redescubierto en 2004, cuando solo quedaban 46 ejemplares a nivel mundial. Hoy en día y gracias a un proyecto LIFE de la Unión Europea liderado por la Universidad Politécnica de Cartagena, la especie cuenta con más de 200 ejemplares en la zona de Tallante donde crece sobre suelo volcánico. Resaltar la implicación social que está teniendo este proyecto, gracias a acciones muy ecomandangueras como una canción dedicada.

Fauna

El espacio natural está catalogado como ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) debido a la presencia de rapaces como el halcón peregrino (Falco peregrinus) y el búho real (Bubo bubo), que se reproducen en la zona. Al final del verano y principios de otoño es posible ver algunas especies en migración postnupcial como águilas calzadas (Hieraaetus pennatus), aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus), abejeros europeos (Pernis aviporus) y gavilanes comunes (Accipiter nisus), entre otros. Una mención especial merecen las aves marinas residentes, entre las que destacan las gaviotas patiamarillas (Larus michaellis), reidoras (Chroicocephalus ridibundus) y de Adouin (Ichthyaetus audouinii), el cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), el charrán común (Sterna hirundo), la pardela cenicienta (Calonectris diomedea) y el paíño común (Oceanites oceanicus). También es posible observar especies como el alcatraz atlántico (Morus bassanus) a partir de otoño y hasta primavera. De hecho, durante una excursión en barco, parte del equipo de Ecomandanga fuimos testigos del rescate de un ejemplar de esta especie que había ingerido una gran cantidad de plástico y no era capaz de levantar el vuelo. Posteriormente, fue llevado al centro de recuperación de fauna salvaje de El Valle donde fallecería en las siguientes horas.

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Maniobra de aproximación para el rescate del alcatraz con los pocos medios que se disponían. Nota: No intenten hacer esto en casa. El manejo de fauna silvestre es peligroso y delicado. Restringido a profesionales experimentados. Autora: Isabel Hernández

Capítulo aparte merece la biodiversidad marina de la zona, fuertemente influida por la orografía y la heterogeneidad de los fondos marinos. Se trata de una costa caracterizada por calas y paredes casi verticales, que se hunden en el mar ganando profundidad en muy poco espacio, por lo que la zona abisal se encuentra muy cerca (a escasos 2 km tenemos cañones submarinos que llegan a 2.700 metros de profundidad). Esto lo convierte en un destino que hace las delicias de los buceadores, pues el fondo marino es diverso tanto en su componente vegetal (destacando las praderas de Posidonea oceanica) como faunístico (numerosos crustáceos, platelmintos, anélidos o nudibranquios pueden observarse con facilidad). Estos fondos marinos cuentan con la presencia de una gran variedad de peces que son visibles durante las inmersiones por la reserva, como por ejemplo meros, dentones, brótolas, sargos, corvinas, espetones, bogas, castañuelas, salpas, morenas, congrios, águilas de mar, torpedos, peces luna y peces voladores, entre otros. Además, si tenéis la oportunidad de hacer algún avistamiento de cetáceos desde barco (parte del equipo de EM sí que la tuvo), es posible encontrarse con delfines mulares (Tursiops truncatus), comunes (Delphinus delphis) o listados (Stenella coeruleoalba), calderón gris (Grampus griseus) y común (Globicephala melas), e incluso cachalotes (Physeter macrocephaluso) y hasta rorcuales comunes (Balaenoptera physalus), si sois muy afortunados. En nuestro caso, aquel día pudimos disfrutar de un grupo de calderones comunes que se acercaron al barco y estuvieron un rato curioseando a nuestro alrededor (especialmente los individuos más jóvenes). Sin duda, una experiencia única, en un lugar único.

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Respecto a los mamíferos terrestres, los más abundantes y fáciles de ver son el conejo (Oryctolagus cuniculus) y el jabalí (Sus cofra). Hace unos años también se podían ver muflones europeos (Ovis orientalis musimon), especie introducida que actualmente está siendo erradicada para, en teoría, proceder a la reintroducción de la cabra montesa (Capra pyrenaica). Otras especies más esquivas al ojo humano, pero que también están presentes en el parque son  el tejón, la gineta, la garduña, el erizo y diversas especies de murciélagos (e.g. murciélago grande de herradura).

Batería de Castillitos

Aunque sabéis que nuestro objetivo se centra en destacar los valores naturales, muchas veces estos no pueden ser interpretados completamente sin analizar el contexto social en el que estos se desenvuelven. En este sentido, hablar del Cabo Tiñoso lleva implícito hablar de Castillitos, una impresionante batería de Costa situada sobre el propio cabo y que todavía conserva los imponentes cañones británicos Vickers (18 metros de largo) que custodiaron durante el siglo XX este trocito del Mediterráneo. Desde esta zona se tiene una panorámica completa de la Bahía de Cartagena, por lo que recomendamos poner el broche final al día con la visita a este peculiar paraje (está abierto al púbico y el acceso puede realizarse en coche). Hay un pequeño parking desde donde se puede iniciar la visita a pie de este conjunto monumental declarado Bien de Interés Cultural (B.I.C.)

La ruta

El Cabo Tiñoso y los montes aledaños son atravesados de Este a Oeste por el GR92, el Sendero del Mediterráneo por el que transcurrirán las dos opciones de ruta que a continuación os proponemos. Ambas rutas parten del Campillo de Adentro (lugar con cierto encanto que sorprende al llegar por carretera) para llevarnos en su tramo inicial hacia el cuartel de Boletes (antiguo cuartel desde el que tendremos unas impresionantes vistas de la zona). Una vez allí, tenemos dos opciones: 1) ruta corta cogiendo el GR92 hacia el este que nos llevará hasta Cala Aguilar (la cala más grande de la zona), o 2) coger el mismo sendero pero en el otro sentido para ir recorriendo a media altura toda la costa hasta llegar a la batería de Castillitos, pasando junto a calas como El Pozo de la Avispa o Salitrona.

Para la segunda ruta (Campillo de Adentro-Castillitos por la costa), se recomienda dejar un coche en el Campillo de Adentro (inicio de la ruta) y otro en Castillitos (fin) para así poder disfrutar de la ruta con tranquilidad, incluso con algún baño si os animais a hacerlo en estas fechas. Aunque esta segunda ruta puede hacerse circular regresando por la carretera, no lo recomendamos, la naturaleza está para saborearla lentamente, slow down!)

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Jóvenes ecomandangueros se dan un chapuzón en el Pozo de la Avispa. Al fondo, el monte Roldán, límite del espacio protegido por el este.  Autor: Dani Bruno

Y si os gusta la propuesta que os traemos, además estáis en forma y sois de los que les gusta las emociones más fuertes, os invitamos a informaros sobre el tramo GR92 completo que hay entre Cartagena y la Azohía que recorre prácticamente todo el tramo costero del espacio protegido y en el que el silencio, las montañas y el mar serán los acompañantes más destacados (solo para personas en buena forma física y acostumbrada a excursiones exigentes, ya que tiene algunas partes aéreas y no está recomendada para gente no experimentada en montaña y que no le gusten las alturas). La Azohía, el pueblo donde termina esta ruta, está en cierto modo parado en el tiempo, ya que ha escapado al desarrollo descontrolado y a la masificación urbanística que ha experimentado la mayor parte del Mediterráneo español. Un buen lugar donde reponer fuerzas y que cuenta con varios bares y restaurantes donde degustar algunos productos típicos como el arroz caldero, la fritura de pescado o el café asiático, siempre mirando al mar.

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Cabo Tiñoso, visto desde el monte Roldán (ambas zonas unidas por el GR92). En primer término se ven pinos secos afectados por el barrenillo del pino. Autor: Dani Bruno

En definitiva, esta zona del litoral nos ofrece un amplio abanico de posibilidades que esperamos sepáis disfrutar tanto como lo hemos hecho nosotros. Sea cual sea la ruta que escojáis, no os olvidéis la gorra, crema solar y agua en abundancia dado que todas transcurren por la solana y no hay sombra alguna. Se desaconseja hacerla en pleno verano. Finalmente, como cada vez que salimos a disfrutar de la naturaleza, no podemos olvidar tampoco coger nuestra bolsa de basura con un objetivo, traerla llena. A Ecomandanguear!

¡Nos vemos en las sendas!

Entrada escrita por Daniel Bruno, Félix Picazo y Tano Gutiérrez

 

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