En los últimos años, la comunidad científica ha constatado un fuerte declive en las poblaciones de abejas, las cuales se encuentran entre los polinizadores más importantes a nivel mundial, siendo esta tendencia especialmente acusada en los países desarrollados. Recientemente, diversos estudios publicados en la prestigiosa revista Science (ejemplo 1; ejemplo 2) han señalado el papel relevante que juega uno de los insecticidas más utilizados, los neonicotinoides, en el desarrollo del conocido como «síndrome del colapso de las colmenas», tanto silvestres como domésticas.
Vídeo divugativo de Bartomeus lab que nos muestra qué les pasa a las abejas
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Journal of Applied Ecology apunta a que el uso de este insecticida, uno de los más utilizados en cultivos como el maíz, no produce un beneficio significativo en las cosechas agrícolas, pese al grave daño que produce sobre las poblaciones de abejas (Apis mellifera). Para llegar a esta conclusión, los autores han medido los neonicotinoides que contenía el polvo que se dispersa durante la plantación del maíz en los propios campos, colmenas y en la zona de influencia, para estimar la probabilidad de exposición a los mismos. Además, durante varios años han evaluado los beneficios agrícolas en lo que a control de plagas (objetivo último de este insecticida) y rendimiento de las cosechas se refiere.

Apis mellifera sobre una flor de Medicago sativa. Foto: Ivar Leidus (Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International)
Los resultados obtenidos indican que el 94% de las abejas del área de estudio (Indiana, EEUU) están expuestas a niveles variables de neonicotinoides, incluyendo niveles letales, durante la plantación del maíz. Además, los investigadores no han observado una mejora sobre el rendimiento de las cosechas tratadas con este tipo de insecticida. También, han demostrado que los residuos de este producto químico se dispersan más allá de los campos de cultivo, con un riesgo alto de exposición por parte de las abejas y otros organismos no objetivo (es decir, especies que en principio no son una amenaza para las cosechas). De hecho, estiman que los residuos de este insecticida alcanzan al 42% del área del estado de Indiana (con una superficie equivalente a la de las comunidades autónomas de Andalucía y Murcia juntas) durante la plantación del maíz, afectando a una gran diversidad de ecosistemas acuáticos y terrestres. Pero también hay motivos para la esperanza: los investigadores apuntan que el riesgo para las abejas y otros polinizadores puede minimizarse de manera rápida y eficaz sin que ello apenas conlleve una reducción en la producción de maíz. Esto podría lograrse ajustando el porcentaje de semillas tratadas con neonicotinoides hasta niveles más acordes con la incidencia real de plagas (actualmente sobrestimadas) en los cultivos del área de estudio.
Artículo completo:
Krupke, C. H., Holland, J. D., Long, E. Y., & Eitzer, B. D. (2017). Planting of neonicotinoid‐treated maize poses risks for honey bees and other non‐target organisms over a wide area without consistent crop yield benefit. Journal of Applied Ecology.
Entrada escrita por Daniel Bruno, Félix Picazo y Tano Gutiérrez