En esta tercera entrada del número especial sobre ecosistemas acuáticos temporales o intermitentes, os presentamos un estudio liderado por María del Mar Sánchez-Montoya, publicado en la revista Ecosphere. En él, sus autores nos muestran que los lechos secos de los ríos intermitentes juegan un papel vital en el movimiento de la fauna terrestre.
El artículo muestra por primera vez que existe una gran variedad de animales terrestres que usan los cauces secos para sus desplazamientos, incluyendo algunas especies amenazadas a nivel nacional e internacional.

María del Mar Sánchez-Montoya, Investigadora post-doctoral del Departamento de Ecología e Hidrología, Universidad de Murcia.
¿Qué rutas usan los organismos terrestres para desplazarse?
En ecología, un corredor se define como una estructura lineal que permite los desplazamientos, incluidos la migración y la dispersión, de las especies de flora y fauna silvestres, uniendo hábitats naturales o modificados, y facilitando así el mantenimiento de la diversidad biológica. Es lo equivalente a un camino o una carretera que conecta poblaciones en el caso de los humanos. Por ello, la identificación y conservación de los corredores que posibilitan el movimiento de las especies constituyen aspectos fundamentales para la gestión de la biodiversidad. Esto es particularmente necesario en áreas con intensa actividad humana donde se ha producido la pérdida y fragmentación de los hábitats, ya que en estos casos los organismos necesitan moverse para buscar zonas más aptas para su supervivencia. Este hecho es especialmente importante en el actual contexto de cambio climático, que obligará a muchas especies a dispersarse a través de estos corredores para buscar condiciones ambientales favorables.
Los ríos como corredores ecológicos
Bajo esta definición, podemos considerar los ríos y sus correspondientes riberas como corredores ecológicos. En este caso, los ecólogos los clasifican como corredores dendríticos ya que la red fluvial, dentro del paisaje, nos puede recordar a una forma de árbol con sus ramas. Así, los ríos facilitan el desplazamiento de los organismos, tanto acuáticos como terrestres, constituyendo por tanto sistemas de gran importancia para la conservación de la biodiversidad al aumentar la conexión entre los distintos elementos del paisaje. En los ríos, las especies de organismos estrictamente acuáticos, como peces y muchos invertebrados, se mueven a lo largo del cauce, el cual conecta las distintas secciones del sistema. A su vez, las especies de reptiles, anfibios (en su fase terrestre) y mamíferos utilizan las zonas de ribera para sus desplazamientos. Además, las aves pueden usar algunos ríos como trazados “guía”, ya que los cursos fluviales constituyen elementos del paisaje claramente diferenciables de las zonas adyacentes desde el aire.
La visión que asigna a los ríos un papel de corredor únicamente para organismos acuáticos, deriva de una percepción clásica que considera que los ríos siempre llevan agua en sus cauces. Pero esta apreciación no es totalmente correcta, ya que actualmente sabemos que la mitad de los ríos del planeta son temporales, es decir, se secan de forma natural en alguno de sus tramos o en su totalidad durante ciertos periodos del año (normalmente, en verano). Así, hasta hace poco se había ignorado completamente el papel de estos cauces que se secan, pero empezamos a tener evidencias de que pueden actuar como verdaderos corredores ecológicos para los organismos.
Los cauces secos como autovías para la fauna terrestre
En este trabajo ha participado un equipo integrado por ecólogos acuáticos y terrestres que ha combinado conocimientos sobre ecología de ríos con metodologías de muestreo de fauna terrestre para estudiar el papel de los cauces secos como corredores para la fauna terrestre. Los autores diseñaron un experimento y recogieron datos de campo en dos pequeños ríos temporales de la Región de Murcia (Rambla de la Parra y Rambla de la Rogativa) con el objetivo de responder a estas preguntas: ¿Usan los vertebrados terrestres los cauces secos para desplazarse? Si es así, ¿de qué depende que lo usen en mayor o medida? De esta manera, los investigadores registraron el tránsito de animales a través de los cauces que se secan y lo compararon con otros hábitats terrestres adyacentes (riberas, laderas y caminos). Para ello, los autores analizaron variables como la vegetación del paisaje circundante y la presencia de agua en otros tramos del río, tanto aguas arriba como aguas abajo del tramo de estudio, para evaluar si esto podía afectar al uso.
Los cauces secos son utilizados frecuentemente por una gran variedad de animales terrestres como corredores para sus desplazamientos, incluyendo algunas especies amenazadas a nivel nacional e internacional
Pero ¿cómo podemos seguir el rastro de los animales? Una manera sencilla es explorar sus huellas. Para ello, los investigadores usaron polvo de mármol prensado (marmolina), un material que facilita la detección de las huellas además de permitir realizar monitoreos a lo largo del tiempo gracias a su alta densidad y permanencia en el cauce. De esta manera, se instalaron “huelleros” artificiales con el mencionado material en varios puntos a lo largo de los cauces secos y sus riberas, laderas y caminos adyacentes durante primavera y verano (foto 1).

Foto 1. Estaciones de marmolina y huellas de vertebrados terrestres. A) instalación de una estación de marmolina; B) y C): estaciones de marmolina en la Rambla de la Parra y en la ribera de la Rambla de la Rogativa; D) huellas de conejos, reptiles y roedores sobre la marmolina.
En total, los autores observaron 1.142 huellas de animales, que se concentraron en cauces secos. Así, reptiles (varias especies de lagartija y lagarto ocelado), pájaros, micromamíferos (roedores y erizo), conejos, jabalíes y carnívoros como gineta, zorro y tejón usaron los cauces secos para desplazarse. Los animales utilizaron de manera distinta el cauce seco de las dos ramblas estudiadas. Los investigadores relacionan esto con la existencia de diferencias en la vegetación circundante. La rambla de la Rogativa tiene una cuenca hidrográfica más forestal, con mayor presencia de vegetación arbórea que la rambla de la Parra, situada en una zona más árida. Esto podría sugerir que en los paisajes abiertos con vegetación poco densa, los animales utilizan de forma muy similar caminos, laderas y cauces secos al no encontrar resistencia por la vegetación en ninguno de ellos. Sin embargo, en las cuencas con mucha vegetación, que pueda dificultar sus movimientos, los animales seleccionan los cauces secos para su desplazamiento ya que son elementos naturales lineales desprovistos de vegetación (foto 2).

Foto 2. Diferentes cauces temporales en un gradiente de aridez: A) Rambla de la Parra, Murcia; B) Rambla de la Rogativa, Murcia; C) Riu Fuiosus, Girona.
En resumen, este estudio demuestra que los cauces secos sirven de autovía para una gran variedad de animales terrestres, incluyendo algunas especies amenazadas a nivel nacional e internacional (foto 3). Este hallazgo pone de relieve el gran valor de los ríos intermitentes para la conservación no sólo de la biodiversidad acuática, sino también terrestre. Dado su papel como corredores ecológicos, los cauces secos podrían incrementar la conectividad natural entre los hábitats y por tanto ayudar al mantenimiento de la biodiversidad y de los procesos ecológicos tanto a lo largo de los ríos como en espacios más amplios que comprenderían la totalidad de la cuenca de drenaje del río.

Foto 3. Ejemplos de fauna terrestre utilizando los cauces secos como vías de desplazamiento: A) elefantes africanos (Loxodonta africana) en el cauce del Río Ugab (Namibia); B) jabalí (Sus scrofa), C) zorro (Vulpes vulpes) y D) cabra montés (Capra pyrenaica) en diversos cauces secos de la Cuenca del Segura (España).
Este trabajo se financió gracias al proyecto CLITEMP (330466; MC-IEF; FP7-people-2012-IEF) y a la colaboración en el trabajo de campo de Iluminada Pagán (Técnica de campo) y Giuliano S. Pechar (estudiante de Máster).
Artículo completo:
Sánchez-Montoya, M. M., M. Moleón, J. A. Sánchez-Zapata, and K. Tockner. 2016. Dry riverbeds: corridors for terrestrial vertebrates. Ecosphere 7(10):e01508. 10.1002/ecs2.1508
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