Hoy os traemos un estudio a cargo de Erica Morley y Daniel Robert, publicado a principios de mes en la revista Current Biology, en el que demuestran cómo las arañas pueden «volar» gracias a los campos eléctricos.
Spiderman, un superhéroe inspirado en la naturaleza
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la mayoría de lectores conocen a Spiderman, pues tanto cómics, películas y dibujos animados que ha protagonizado este súper héroe, como el merchandising asociado al mismo han alcanzado prácticamente cualquier rincón del planeta. Seguro que la gran mayoría son capaces de recordar sus desplazamientos colgado de telarañas que producía en la cara interna de sus muñecas. Y, seamos sinceros, ¿nunca se preguntaron dónde narices se fijaban esas telarañas cuando las lanzaba hacia el cielo de Nueva York? Hasta hace unos días, uno podría pensar que simplemente se trataba de una licencia propia de la ficción y que no todo tiene por qué ser lógico o tener explicación. Pero, ¿y si ahora les decimos que esa forma de desplazamiento, a través de telarañas dirigidas hacia el cielo, que no tienen ningún punto de anclaje del otro extremo, es real?
Esto es lo que acaban de confirmar Erica Morley y Daniel Robert, dos investigadores de la Universidad de Bristol, a través de un estudio que ha sido publicado hace apenas 2 días en la revista Current Biology.
¿Puede volar una araña?
Hagamos un ejercicio que ponga a prueba nuestros prejuicios. Pensemos en organismos que se desplazan por el aire. Aves, murciélagos, moscas, abejas, etc. vienen rápido a nuestra mente pero… seamos honestos, ¿alguien pensó en arañas? ¿Y si ahora os decimos que algunos tipos de araña han sido detectados en el cielo a alturas de hasta 4 kilómetros, en movimientos que pueden llevarles a dispersarse cientos de kilómetros? Por increíble que parezca, esto se sabe desde hace mucho tiempo. La idea de que este comportamiento que simula un globo (conocido como “ballooning” por su término en inglés) se debe a un circuito eléctrico, se propuso ya a principios del siglo XIX, aunque poco después fue descartada sin haber sido siquiera testada. De hecho, en su viaje a bordo del Beagle, las notas dejadas por Charles Darwin reflejan su sorpresa al constatar como, estando muy alejados de tierra firme, cientos de pequeñas arañas comenzaron a aterrizar en el barco, muchas de ellas volviendo a despegar poco después sin que aparentemente el viento fuera responsable de ello por tratarse de un día con gran calma atmosférica. Ya en 2013, un grupo de investigadores publicaron un texto donde relanzaban la teoría de que los campos eléctricos podrían ser, al menos en parte, responsables de esta estrategia de ballooning en las arañas. Dicho texto cayó en manos de Morley y Roberts, quienes tras su lectura se decidieron a comprobar si las arañas responden realmente a los campos eléctricos y sus fluctuaciones.

Macho de Erigone atra. Autor: Michael Hohner, trabajo propio (CC BY 3.0, en https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3003471).
Estudiando el vuelo de las arañas
La hipótesis de partida es que las arañas viajan usando el gradiente de potencial atmosférico (GPA), un circuito eléctrico entre la superficie terrestre y la ionosfera (la parte superior de la atmósfera terrestre, ionizada por la radiación solar). Para testar dicha hipótesis, capturaron varios ejemplares de arañas pertencientes al género Erigone y llevaron a cabo un experimento en el que eliminaron cualquier tipo de estímulo relacionado con el movimiento del aire o la electricidad atmosférica. A continuación, activaron un campo eléctrico artificial y vieron lo que ocurría. El equipo de investigadores observó de manera perpleja cómo, cuando el campo eléctrico estaba activado, y en ausencia de cualquier tipo de brisa, las arañas comenzaban a despegar como si fueran globos aerostáticos. Es decir, las fuerzas electrostáticas era suficientes por sí solas para impulsar el movimiento. El mecanismo es exactamente el mismo que eleva tus cabellos si frotas un globo sobre tu cabeza. No resulta difícil imaginar lo que podría pasar si el cabello no estuviera enraizado en nuestro cuero cabelludo, pero en este caso, en lugar de cabello se trata de seda «enraizada» en una minúscula araña con una masa casi despreciable. Es entonces cuando llegó el momento más divertido del experimento. Una vez que las arañas estaban flotando en el aire, los investigadores se dedicaron a apagar y activar el campo eléctrico intermitentemente, los que llevaba a las arañas a ascender y descender todo el rato (algo que sin duda mantendría confusos a nuestros minúsculos protagonistas).
De esta forma, estos investigadores han conseguido explicar el mecanismo responsable de tan increíble comportamiento, desterrando, de paso, la antigua visión que asociaba el mismo con las fuerzas de arrastre del viento incluso aunque no pudiera ser totalmente explicado por los actuales modelos areodinámicos. Los autores del estudio también consiguieron identificar los presuntos receptores sensoriales que desencadenan el proceso al responder a los campos eléctricos y, por tanto, a los estímulos que impulsan a estas arañas a viajar por el aire. La explicación está en unos pelos sensoriales llamados tricobotrios, los cuales se mueven en respuesta a los campos eléctricos, por lo que los científicos los han señalado como principales candidatos a albergar la adaptación que permite a las arañas detectar el GPA.
Así pues, la evidencia recogida por estos investigadores revela que las fuerzas asociadas a estos campos eléctricos son suficientes para que las arañas viajen cual globo, apuntando, además, que la electricidad atmosférica podría ser la clave para encontrar la respuesta a los patrones de vuelos en masa a gran altura de la fauna artrópoda, un fenómeno de gran importancia ecológica que apenas estamos empezando a conocer. Y es que, aunque la ciencia nos ha enseñado ya muchas cosas, estudios como éste muestran cuánto nos queda todavía por aprender.
Artículo completo:
Morley E & Robert D (2018) Electric fields elicit ballooning in spiders. Current Biology, 28: 1-7. doi: 10.1016/j.cub.2018.05.057
Entrada escrita por Félix Picazo, Tano Gutiérrez y Daniel Bruno
*Imagen de portada: Spiderman, por Cristian Bortes (CC BY 2.0).