Hoy os presentamos un trabajo publicado en Journal of Biogeography que identifica regiones prioritarias en las que deberían focalizarse los esfuerzos de muestreo para reducir el vacío de información existente sobre la distribución de las especies de anfibios y mejorar así las políticas destinadas a su conservación. Concretamente, lo que los científicos persiguen con esta investigación es identificar zonas del planeta donde un «pequeño» esfuerzo de muestreo suponga aumentar notablemente el conocimiento de la distribución de especies de anfibios a nivel mundial.
¿Qué pensarías si te dijéramos que en pleno siglo XXI, en la era de la información en la que todo se encuentra a la distancia de un click, desconocemos la mayor parte de la biodiversidad del planeta?
¿Sorprendido? Pues esta es la paradójica situación a la que se enfrentan diariamente numerosos científicos y gestores: intentar conservar una biodiversidad que, en gran parte, no se conoce. La proporción de especies que conocemos cambia sensiblemente según el grupo taxonómico que consideremos. Así, se estima que conocemos aproximadamente más del 95% de los mamíferos o aves del planeta, pero el porcentaje baja drásticamente en el caso de insectos o arañas (<20%) y directamente se desploma en el caso de las bacterias (<1%).
Por lo tanto, aunque en los últimos siglos, y especialmente en las últimas décadas, se ha avanzado mucho en el conocimiento del número de especies que cohabitan con nosotros en este planeta, todavía nos queda mucho camino por recorrer en este sentido. De hecho, no solo no conocemos la inmensa mayoría de especies del planeta, sino que en muchos casos tenemos datos insuficientes sobre la distribución de las especies que sí tenemos identificadas.
Este sería el caso de los anfibios, un grupo para el que existe un gran desconocimiento sobre su número de especies y la distribución de las mismas, lo que acaba suponiendo un gran inconveniente a la hora de enfocar su conservación. Para ponernos en contexto, se estima que actualmente conocemos aproximadamente el 50% de las especies de este grupo (solo en los últimos 2 años se han descubierto 243 especies nuevas de anfibios). Además, este conocimiento es en muchos casos superficial, ya que de la mitad de especies que sí conocemos, el 24% presentan datos insuficientes sobre su distribución según la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza.
«Solo en los últimos 2 años, se han descubierto 243 especies nuevas de anfibios»

Árbol filogenético que nos muestra la relación evolutiva de los distintos tipos de anfibios que habitan el planeta. Imagen extraída del libro «El árbol de la vida: sistemática y evolución de los seres vivos» (Vargas & Zardoya eds, 2012).
¿Dónde tenemos que muestrear para mejorar el conocimiento de la distribución de los anfibios?
Para responder a esta pregunta, los investigadores identificaron las áreas prioritarias de investigación mapeando la distribución de 1578 especies de anfibios de las que se tenía información insuficiente. Ello les permitió ver en qué zonas se acumulaban la mayor parte de especies con información disponible deficiente. Además, también estudiaron cómo se distribuían estas áreas prioritarias por los distintos países y continentes. Finalmente, los investigadores estimaron el nivel de protección de estas especies y el grado de alteración asociado a la actividad humana al que estaban sometidas estas áreas prioritarias de investigación.
Los resultados obtenidos fueron contundentes: muestreando únicamente el 0.4 % de la superficie mundial, podría mejorarse el conocimiento que tenemos de más del 80% de las especies de anfibios que presentan datos insuficientes a nivel global. Estas áreas prioritarias se localizan en regiones tropicales con una gran presión humana: Este de África, Sudeste asiático, Andes tropicales y el bosque atlántico de Sudamérica. Llama la atención que casi la mitad de las áreas prioritarias se localizaron en apenas 5 países: Brasil, Perú, Colombia, Papúa-Nueva Guinea e Indonesia. Paradójicamente, se estima que solo el 10% de las especies consideradas son capaces de vivir en zonas altamente impactadas.

Los anfibios son el grupo menos conocido y uno de los más amenazados dentro de los vertebrados. En la imagen, una rana verde de ojos rojos (Agalychnis callidryas), especie de anfibio arborícola típica de Centroamérica. Autor: Matt Houghton.
Esto nos da una idea de lo urgente que es aumentar el conocimiento biológico que tenemos en estas áreas antes de que el impacto humano se intensifique aún más y sea demasiado tarde para una gran parte de las especies de anfibios que potencialmente podrían estar viviendo en estas zonas.
«Muestreando el 0.4 % de la superficie mundial, mejoraríamos el conocimiento del 80% de las especies de anfibios que presentan datos insuficientes»
Por lo tanto, aunque la falta de información limita las posibilidades de éxito de los programas de conservación de anfibios, esto podría cambiar notablemente si los esfuerzos de muestreo e investigación se distribuyeran estratégicamente en zonas concretas del planeta. Actualmente, la mayor parte de los fondos destinados a conservación de anfibios se dan a países desarrollados en los que el conocimiento de las distintas especies de anfibios es bastante bueno.

Áreas prioritarias para la investigación sobre especies de anfibios (a-d). Dentro de cada una de estas áreas se identifican distintas zonas según su prioridad: desde top 5% (alta prioridad) hasta top 20% (menor prioridad). El tamaño de los círculos indica la importancia en número de especies, detallando para cada área (a-d) las que son tolerantes al impacto humano (azul) y las que no (naranja). Además, se muestra el impacto humano en cada una de estas áreas (parte inferior). Autor: Nori et al. 2018, Journal of Biogeography.
Dada la situación crítica que viven los anfibios a nivel mundial (es el grupo de vertebrados con mayor tasa de extinción de especies), los autores sugieren trasladar parte de esos fondos a países donde el esfuerzo de muestreo ha sido menor pero que han sido identificados como hábitat potencial de un gran número de especies de anfibios.
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