Hoy os traemos un estudio que muestra la importancia que tienen las zonas naturales pequeñas y aisladas para la conservación de la biodiversidad en áreas altamente humanizadas.
Los esfuerzos de protección se centran en áreas de gran tamaño
La creación de reservas y espacios protegidos es una de las estrategias más habituales para preservar la biodiversidad de amenazas como la intensificación agrícola, el desarrollo urbanístico o el cambio climático. Sin embargo, no siempre es fácil elegir las características que debe tener un área protegida para garantizar una protección efectiva de la biodiversidad. Desde hace tiempo, ha existido un amplio debate sobre si resulta más efectivo diseñar una red de espacios protegidos con unas pocas reservas de gran tamaño o por el contrario establecer muchas reservas pequeñas. Hasta la fecha, los gestores han tendido a diseñar reservas grandes y bien conectadas con otras zonas naturales, debido a que estas dos características se asocian con una mayor riqueza de especies dentro del área.

La vega del río Segura (Murcia) es un ejemplo de paisaje altamente fragmentado. Foto: Gregorico (CC BY-SA 3.0).
El problema es que, en paisajes altamente fragmentados por la agricultura y el tejido urbano, solo es posible establecer grandes áreas protegidas en zonas montañosas, de terreno escarpado y suelos poco fértiles. Sin embargo, proteger solo grandes áreas montañosas podría estar descuidando la conservación de aquellas especies que aparecen en valles más fértiles y planos, que es donde se suelen situar las zonas agrícolas y urbanas. Además, estas pequeñas zonas donde resiste la biodiversidad nativa en mitad de una matriz fragmentada, están sujetas a un alto grado de amenaza por parte de las actividades humanas, por lo que es urgente establecer medidas de conservación concretas que permitan mantener sus valores naturales.
La importancia de los parches pequeños en zonas altamente humanizadas
Por este motivo, un grupo internacional de investigadores se ha preguntado si los parches pequeños y aislados de vegetación natural, que sobreviven rodeados de zonas urbanas y agrícolas, son importantes para preservar la biodiversidad en comparación con áreas de mayor tamaño y mejor conectividad.
Los resultados de este trabajo, recientemente publicado en la revista PNAS, muestran claramente que estos parches pequeños y aislados en paisajes fragmentados contienen un mayor número de especies de plantas únicas y poco representadas que zonas del mismo tamaño situadas en áreas poco afectadas por la actividad humana. Así, los autores sugieren que deberíamos proteger estos parches pequeños, ya que pueden actuar de complemento a las grandes reservas de zonas montañosas para mejorar la protección de la biodiversidad a nivel regional.

La Huerta de Murcia es un área plagada de pequeños rincones ricos en biodiversidad. En la imagen, zona de «La Contraparada». Foto: Tomás García.
Artículo completo:
Wintle BA, et al. (2019) Global synthesis of conservation studies reveals the importance of small habitat patches for biodiversity. PNAS 116:909–914.
Entrada escrita por Tano Gutiérrez, Daniel Bruno y Félix Picazo
*Foto de portada: Paisaje de la huerta de Murcia con el Castillo de Monteagudo al fondo (Murcia). Foto: HUERMUR.