El cambio global afectará negativamente a la calidad nutritiva de los alimentos. Esa es la conclusión que se desprende de un estudio realizado por dos investigadores de Harvard, Matthew Smith y Samuel Myers, cuyos resultados se han publicado recientemente en la revista Nature Climate Change.
La producción de alimentos en un mundo con más CO2
El aumento en las emisiones de CO2 como consecuencia de la actividad humana supone una doble amenaza para la seguridad alimentaria. Por un lado, desde hace tiempo sabemos que la mayor concentración de CO2 en la atmósfera está afectando al sistema climático mundial, con todos los impactos asociados que ello conlleva sobre la producción de alimentos. Por otro lado, estamos empezando a acumular evidencias de que también está alterando de forma directa el perfil nutricional de alimentos esenciales. Que una mayor concentración de CO2 favorece un aumento en la producción primaria es algo bien sabido desde hace años, pero… ¿qué significa esto? ¿de verdad supone un problema?
Aplicado a cosechas, esto se traduce en un crecimiento mayor y más rápido de las plantas. A mayor cantidad de carbono disponible en la atmósfera, mayor potencial de las plantas para formar los carbohidratos que, por decirlo de alguna manera, constituyen el material vegetal. Sin embargo, un hecho había permanecido oculto hasta ahora. Ese aumento de compuestos de carbono no se ve acompañado por una mayor captación de nutrientes, por lo que se acaba traduciendo en alimentos menos nutritivos.

El aumento de CO2 está disminuyendo la proporción de proteína, zinc o hierro en productos básicos como los cereales, que constituyen la base de la alimentación para miles de millones de personas. Foto: Peggy Greb-USDA ARS, en wikimedia commons.
Cuantificando la pérdida de nutrientes debido al incremento de CO2
Para llevar a cabo esta investigación, sus autores diseñaron un experimento en el que cultivaron diferentes tipos de cosechas bajo dos tratamientos distintos: por un lado, una atmósfera similar a la actual, es decir, con una concentración de CO2 de unas 400 ppm (partes por millón) y, por otro lado, una atmósfera enriquecida en CO2 con 550 ppm, que coincide con el valor que se alcanzaría en la atmósfera para el año 2050 si continúa la trayectoria actual de aumento de emisiones. Los investigadores compararon después la concentración de proteína, hierro y zinc entre ambos tratamientos, observando que los alimentos producidos en las condiciones de elevada concentración de CO2 tienen menos nutrientes – una reducción que oscila entre el 3% y el 17% – que aquellos cultivados bajo concentraciones de CO2 similares a la de la atmósfera actual.
El cambio climático podría agravar la malnutrición
Posteriormente, los autores estimaron la relación entre ese descenso de la calidad nutricional con la disponibilidad de alimento per cápita en 151 países, constatándose un incremento adicional de 175 millones de personas deficientes en zinc y de 122 millones de personas con déficit de proteína (descontando el efecto del crecimiento de la población mundial). En cuanto al hierro, los 1400 millones de niños menores de 5 años y mujeres en edad fértil que viven en países con una tasa de prevalencia de la anemia mayor del 20%, tendrían que enfrentarse a una pérdida de más del 4% de hierro en la dieta. Las regiones más vulnerables se localizaron en el sur y sureste de Asia, África y Oriente próximo, donde la mayoría de nutrientes de obtienen a través de la ingesta de uno o muy pocos alimentos básicos como, por ejemplo, el arroz u otros cereales. Hay que tener en cuenta que, en general, la mayoría de los nutrientes mencionados se obtienen de las plantas: el 63% de las proteínas de la dieta vienen de fuentes vegetales, así como el 81% del hierro y el 68% del zinc. Esto es particularmente preocupante para los más de 2000 millones de personas que actualmente tienen carencia de uno o más nutrientes.
Estos resultados muestran otra nueva cara de ese complejo prisma que es el cambio global y que, como vemos, va mucho más allá del simple aumento de las temperaturas o el incremento del nivel del mar. ¿Cuántos efectos ocultos quedarán todavía por descubrir?
Artículo completo:
Smith MR & Myers S. 2018. Impact of anthropogenic CO2 emissions on global human nutrition. Nature Climate Change, 8: 834-839. Doi: 10.1038/s41558-018-0253-3.
Entrada escrita por Félix Picazo, Tano Gutiérrez y Daniel Bruno