En Ecomandanga, además de señalar los problemas, intentamos abordarlos de manera constructiva, difundiendo ideas y poniendo ejemplos de iniciativas o proyectos que mitiguen nuestro impacto sobre la naturaleza. Precisamente en esta dirección es en la que el club de fútbol de la Real Sociedad de San Sebastián acaba de dar un paso al frente con la puesta en marcha de una iniciativa pionera, presentada hace un par de semanas en rueda de prensa. En concreto, la idea está encaminada a crear ciclos más cerrados que minimicen la cantidad de residuos que generamos en un evento multitudinario como es un partido de fútbol de primera división.
Se trata del proyecto «Anoetatik Gipuzkoako baratzetara» (de Anoeta a las huertas de Guipúzcoa). El objetivo del club vasco no es otro que convertir las cáscaras de pipas que se generan durante los partidos que la Real Sociedad juega como local, en abono para la red de parques de huertos de Guipúzcoa. De esta manera, al mismo tiempo que valorizan un residuo, reducen los costes que supone retirar y gestionar la ingente cantidad de cáscaras que se acumulan en el suelo al término de cada partido. Y es que, de las 100.000 toneladas de pipas que son comidas cada año en los estadios de fútbol de primera división, el 70% de las cáscaras acaban en el suelo.

Espectadores de la Real Sociedad que participan en el programa de recogida de pipas para hacer compost. Fuente: Real Sociedad.
Imitando a la naturaleza para aprovechar los residuos orgánicos de los espectadores
En la naturaleza, todo funciona mediante ciclos cerrados de modo que el producto de desecho resultante de un proceso sirve como materia prima para alimentar el siguiente proceso. Es decir, en la naturaleza no hay residuos, lo que hace que los sistemas naturales sean sostenibles a lo largo del tiempo. Como contraste, nuestro sistema económico actual se basa en procesos de usar y tirar, o sea, lineal, donde la mayoría de residuos no tienen ningún uso y pueden tardar siglos en descomponerse y por tanto volver a estar disponibles para iniciar un nuevo ciclo (pensemos, por ejemplo, en algunos materiales plásticos y otros derivados del petróleo). Así pues, surge la necesidad de imitar, de manera urgente, a la naturaleza si de verdad queremos tener un planeta habitable que permita a las siguientes generaciones tener una vida digna en armonía con los ecosistemas.
El funcionamiento de la iniciativa impulsada por la Real Sociedad es muy sencillo. A su llegada al estadio, los aficionados reciben un recipiente naranja de material biodegradable, impreso con tintas vegetales, para que acumulen ahí las cáscaras de pipas que consuman. Al final del partido, este recipiente es depositado en una serie de contenedores dispuestos para la ocasión. Posteriormente, estas cáscaras se mezclan en pilas de compostaje con otra serie de residuos orgánicos originados en las huertas y, tras un proceso que dura unos 9-12 meses, se convierten en abono. Desde que se diera el pistoletazo de salida a la iniciativa cubriendo el anillo superior de la zona de tribuna, durante el enfrentamiento entre la Real Sociedad y la Sociedad Deportiva Huesca (el domingo, 28 de enero de 2019), ésta ha continuado extendiéndose por fases a otras áreas del recinto blanquiazul, estando prevista su implantación total para la próxima Semana Santa.
Más allá del impacto ambiental y económico real de esta iniciativa, desde Ecomandanga queremos dar la enhorabuena a sus impulsores ya que, el impacto en términos de concienciación de este tipo de acciones es enorme. No en vano, se desarrolla alrededor de una actividad que cuenta con millones de aficionados en todo el mundo, pudiendo servir de inspiración para iniciativas ambientales similares, hasta la fecha escasas en el deporte. Sin duda, todos debemos remar si queremos lograr un mundo más justo y sostenible. ¡Ojalá pronto veamos muchas más entidades subirse a este carro e incluso ir un paso más allá!
Entrada escrita por Félix Picazo, Tano Gutiérrez y Daniel Bruno