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Narcís Prat: cuando la ecología litiga en los juzgados

No es nada habitual ver a un científico por los juzgados. Tampoco ver a abogados discutir sobre la presencia de fosfatos, nitratos o cromo hexavalente en las aguas de los ríos. Pero es que el intenso desarrollo industrial de la Cataluña de los años 70 y 80 dejó una marca difícil de borrar en muchos ríos en forma de contaminación y terribles daños para la vida acuática. En unos tiempos donde la legislación ambiental apenas se había desarrollado, los vertidos industriales llegaban a los ríos con total impunidad debido a la inexistencia de depuradoras.

Por este motivo, Narcís Prat (Universidad de Barcelona) dio un paso al frente y cambió el laboratorio por el juzgado para frenar este desastre ecológico y social. Narcís es Catedrático de Ecología desde hace 40 años, durante los cuales se ha dedicado al estudio de la ecología y conservación de los ecosistemas acuáticos, lo que se ha traducido en más de 300 publicaciones científicas. Discípulo del prestigioso ecólogo Ramón Margalef y fundador del grupo de investigación Freshwater Ecology, Hydrology and Management (F.E.H.M), Narcís también ha participado en diferentes movimientos ciudadanos, siendo destacable su participación en la campaña en defensa del Delta del Ebro. En el año 2017, su labor fue reconocida mediante los premios a la Comunicación de la Generalitat de Catalunya y a la Difusión Científica de la UB.

Narcís Prat es Catedrático de Ecología en la Universidad de Barcelona

Hoy tenemos el placer de tenerlo en EcoMandanga para que nos cuente cómo se pueden proteger los ríos, no solo generando conocimiento científico, sino también aplicándolo para impartir justicia ambiental y proteger nuestros preciados ecosistemas fluviales.

Hola Narcís, ¡bienvenido a EcoMandanga!

No es habitual que un Catedrático de Ecología se ponga al servicio de la justicia para defender la naturaleza. ¡Cuéntanos un poco de tu experiencia! ¿Cómo se mete uno en esos berenjenales?

En mi caso, sucedió allá por 1989, y fue básicamente por cansancio e impotencia. Estar estudiando ríos, ver cómo siguen contaminándose, cómo la Administración mira para otro lado y las empresas se resisten a dejar de contaminar te saca de quicio. Casi que era un deber cívico. Dado que no me hacían caso ni por las vías científicas ni por los medios de difusión que había en su momento (noticias en blanco y negro en los periódicos), me dije: a ver si puedo hacer algo desde mi posición, usando la teoría y práctica ecológica, para solucionar el problema.

De esta manera, algunos ecólogos hemos adquirido experiencia en ejercer como peritos en los tribunales en juicios sobre delito ecológico. Si alguien no lo ha hecho nunca, se lo recomiendo, aunque con moderación. En mi caso, fueron más de 10 años y casi 100 juicios, de manera que al final ya no era no tan divertido y emocionante como los primeros casos.

Titulares de periódicos que ya anunciaban el daño ecológico producido por los residuos industriales

Viniendo del ámbito universitario, la vida en los juzgados tiene que ser muy chocante ¿qué fue lo que más te sorprendió?

Lo primero que me sorprendió fue el desbarajuste que había en los juzgados de Cataluña. Para ir a la sala donde se celebraba un juicio, al principio, pasabas por pasillos llenos de mesas con multitud de legajos, recovecos con armarios llenos a rebosar y finalmente llegabas a un escenario que no tenía nada que ver con lo que vemos por televisión en las series estadounidenses. Después, sorprendía la ignorancia de los presentes sobre el tema a tratar. Cuando hablabas de DQO, un concepto habitual en calidad de aguas, era como hablar de magia [Narcís nos explica que la DQO, demanda química de oxígeno, es una medida que se usa para conocer la presencia de vertidos y contaminación química y orgánica]. Muchas de mis intervenciones eran prácticamente clases para que los jueces, abogados de la defensa y asistentes entendieran algo de contaminación de las aguas.

Titular de un periódico que ya en los 80 informaba que el 70% de las industrias vertían aguas residuales sin tratamiento a los ríos de Barcelona

¿Cuál era tu papel durante los juicios? ¿Te resultó muy difícil entenderte con jueces y abogados?

Antes de nada, hay que precisar que yo era perito del fiscal de delitos ambientales de la Fiscalía Superior de Cataluña. En ocasiones, podía surgir cierta tensión, ya que me encontraba con otros colegas, también catedráticos, algunos de mi propia Universidad y Facultad,  intentando demostrar que un vertido de cromo hexavalente no era tan grave y que la industria de los curtidos tenía unas depuradoras fisicoquímicas excelentes (que echaban al río vertidos con concentraciones de amonio de 50 mg/l; que puede ser muy tóxico). Explicar la relación entre amonio y amoníaco -dos contaminantes habituales-, su dependencia del pH y como esto incidía en la mortalidad de los peces no era sencillo, pero fui aprendiendo a ajustar mi discurso y a discutir con mis colegas sobre el tema.

En algunos momentos no fue fácil y un perito de la defensa me llegó a calificar como “terrorista ambiental”. Finalmente, el papel de los jueces es algo que a día de hoy todavía me confunde. Llegué a observar cómo análisis de aguas con similares resultados podían motivar una sentencia absolutoria o culpable según el juzgado (por ejemplo, el juzgado de lo Penal 1 y 2 de Sabadell). Y cómo el camino judicial es bastante complicado. Por ejemplo, la sentencia podía ser recurrida al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que éste dijera lo contrario del juzgado de lo Penal que sentenció a favor o en contra y luego ser recurrida por el fiscal a la Audiencia o al Supremo y que vuelva a dar la razón al juzgado (o al revés). Las sentencias no eran fáciles de leer. Algunas tenían más de 50 páginas, y en la página 6 ya estabas medio perdido. Así que te ibas directamente al fallo. Cabe decir que había jueces muy interesados que se estudiaban a fondo el caso y otros que ya desde el principio se intuía que habían decidido la sentencia, antes incluso de haber escuchado el peritaje.

Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (Palau de Justicia). Foto: Pere López CC BY-SA 3.0

Después de todas estas dificultades, ¿crees que mereció la pena? ¿Te sientes satisfecho de la experiencia?

El resultado final fue globalmente satisfactorio. Aprendí mucho de los demás, incluso de los peritos de la defensa y, especialmente, de algunos técnicos, los que hacían los análisis (en muchos casos, de Aguas de Barcelona). También aprendí de los Guardias Civiles y los Mossos de Esquadra que habían hecho los atestados y de mucha otra gente que conocí durante estos periplos judiciales. Los diferentes juicios tuvieron un efecto importante sobre las industrias catalanas, que se apresuraron a construir su depuradora o conectarla a una depuradora más grande pagando el canon correspondiente.

Yo os recomiendo que, si podéis, hagáis de perito en algún juicio. Si estáis con la defensa, normalmente os pagarán y tendréis un reto importante (puede ser también que los imputados sean inocentes). Con la fiscalía, que es la que ejerce la acusación normalmente, la remuneración económica o no existe o es limitada, pero es una oportunidad para conocer gente muy concienciada con el tema que tratéis, como muchas ONGs que gastan su dinero y tiempo para el bien de todos. Como experiencia es única. Si lo hacéis más de una vez, ánimos, pues os costará tiempo y a veces dinero; aunque al final, por lo menos en mi caso, uno echa la vista atrás y siente la satisfacción del deber cumplido.

¿Cómo ves la situación actual de los ríos en España?

Los ríos han mejorado desde entonces, aunque todavía falta mucho por mejorar. Por ejemplo, Cataluña tiene casi un 50% de masas de agua que no cumplen el buen estado ecológico que exige la Directiva Marco del Agua. En gran parte, esto ocurre por tener unos ríos con pocos caudales debido a las extracciones masivas de agua para consumo directo o regadío. Por ejemplo, el río Besòs, uno de los ríos que desemboca en Barcelona, en verano es puro caudal de depuradora, su flujo en la desembocadura es de unos pocos cientos de litros por segundo. La depuradora del Besòs echa al mar directamente casi 4 metros cúbicos por segundo. Como yo suelo decir, el río Besòs nace tres veces a lo largo de su recorrido, en tres depuradoras. No es fácil que recupere su estado ecológico y así pasa en muchos ríos españoles. Por suerte, la Directiva Marco del Agua ha puesto el dedo en la llaga y cada seis años tenemos un examen de nuestros ecosistemas acuáticos del que, desgraciadamente, España no sale muy bien parada.

El grupo de investigación FEHM ha puesto en marcha un programa de ciencia ciudadana para evaluar el estado ecológico de los ríos.

Hemos visto que recientemente has publicado un libro donde recoges todas tus experiencias en los juzgados, titulado “Andanzas y desventuras de un ecólogo en los juzgados del Reyno” (2019, Ed. Milenio). Cuéntanos un poco de qué va el libro.

El texto se construye alrededor de los contaminantes que afectan a los ríos y está aderezado con ciertos toques de humor. Cada capítulo trata de un contaminante distinto, con algún subtitulo sugerente, normalmente con una anécdota previa de la que se pasa a la explicación del mecanismo que hace que dicho contaminante pueda ser perjudicial para el medio ambiente y la salud. Finalmente, cada capítulo contiene alguna reflexión sobre las sentencias y el papel de los jueces en la interpretación de las pruebas. Recuerdo especialmente la frase de un juez, quien afirmó que como el Besòs estaba muerto, pues no se podía matar otra vez, y por lo tanto se deducía que le podías echar los contaminantes que quisieras al río. Como ya estaba muerto, no había delito, asumía el juez. El libro sirve, no solo para contar lo que pasó en los juzgados, sino para que el público general entienda qué contaminantes vierten las industrias y qué efectos tienen sobre la vida acuática de los ríos. Además, se incluyen algunos casos que tuvieron en su momento una buena repercusión mediática, como por ejemplo el primer empresario que fue a la cárcel por delito ecológico en España.

Portada del libro Andanzas y desventuras de un ecólogo en los juzgados del “reyno”

Portada del libro de Narcís Prat

Muchas gracias por compartir tus experiencias, Narcís. ¡¡Que la EcoMandanga te acompañe!!

¿Cómo es Narcís?

Una comida:  Escudella i carn d’olla
Ciudad favorita: Barcelona
Un paisaje: El río Ter cerca de donde nací
Un olor: Jazmín
Un disco / canción:Si em dius adéu”, de Lluis LLach
Algo que eches de menos: A mi mujer
Un recuerdo de la infancia: Cuando iba a pescar con mi padre y me entretenía jugando con los peces que pescaba (y después nos los comíamos a pesar de las quejas de mi madre)
Un miedo: La soledad
Una preocupación: El futuro de mis hijos y nietos
Una frase/cita: “El ecólogo es consciente de su doble responsabilidad como científico y ciudadano, que se manifiesta en el contraste entre el conocer e informar y el desear y decidir” (Ramón Margalef, 1980; La Ecología del mañana).

Entrada escrita por Tano Gutiérrez, Daniel Bruno y Félix Picazo