La reproducción de muchas especies de plantas depende de la intervención de organismos polinizadores, entre los cuales las abejas ocupan un lugar destacado. Estos insectos ofrecen un servicio ecosistémico clave para la producción de alimentos que, en los últimos años, se está viendo perjudicado por un importante descenso en la diversidad y abundancia de polinizadores silvestres, fundamentalmente debido a la destrucción de hábitat y el uso de plaguicidas. Este declive de polinizadores silvestres afecta negativamente al rendimiento de las cosechas, lo que está llevando a muchos agricultores a invertir importantes sumas de dinero en el alquiler o instalación de colmenas artificiales con el objetivo de que las abejas domésticas reemplacen o complementen la polinización que anteriormente ofrecían los polinizadores silvestres, algo que finalmente repercute en el precio final pagado por el consumidor.
Hoy no hablaremos de fresas salvajes como hiciera Camilo Sesto, pues las variedades que disfrutamos actualmente son muy diferentes de sus ancestros tras siglos de selección por parte del ser humano, sino más bien de fresones rebeldes que, para ofrecer su mejor versión, no aceptan de buen grado que los polinice cualquiera. Durante las próximas líneas, destriparemos un estudio que muestra cómo los fresones formados a partir de flores polinizadas por especies silvestres de abejas tienen un tamaño que prácticamente dobla el de aquellas polinizadas por abejas domésticas de la miel (Apis mellifera). Este trabajo, llevado a cabo por investigadores canadienses, ha sido publicado recientemente en la revista Journal of Applied Ecology.

Fresón (Fragaria x ananassa). Autor: Alpsdake, en wikimedia commons.
Los fresones rebeldes
La polinización llevada a cabo por abejas y otros insectos es un proceso complejo, cuya efectividad depende de la diversidad de la red de polinizadores, de la abundancia de las poblaciones de cada una de las especies, así como de la especie a la que pertenecen los ejemplares que visitan las flores. Esto se debe, por un lado, a que las flores admiten varias visitas hasta que se saturan de polen y, por otro lado, a que la actividad de las distintas especies de polinizadores se complementa en el espacio y el tiempo. Para conocer cómo influye la diversidad e identidad de las especies de abejas que visitan las flores sobre el rendimiento final de la cosecha, los autores del estudio han llevado a cabo un experimento en campos de cultivo de la variedad de fresón Jewel (Fragaria x ananassa). En este experimento, los científicos controlan de manera independiente el número de visitas y la variedad de especies que visitan las flores de fresón. Además, emplean una novedosa técnica que permite medir la cantidad de polen que la flor recibe en cada visita por parte de un polinizador, lo que a la postre permite comparar los pesos finales de los frutos en función del número e identidad de las especies de polinizadores.
Lo primero que llama la atención es la alta diversidad de abejas que pueden intervenir en la polinización del fresón, ya que los investigadores han detectado hasta un total de 34 especies diferentes pertenecientes a 8 géneros distintos. Pero sin duda, el resultado más asombroso tiene que ver con la diferencia de peso que hay entre los fresones que se desarrollan a partir de flores visitadas por abejas silvestres frente a aquellas visitadas por abejas domésticas. Así, los fresones polinizados por especies de abejas silvestres pesan de media un 40% más que los polinizados por abejas domésticas. Es más, como los estigmas (la parte de los órganos sexuales masculinos que recibe el polen), se saturan con unas pocas visitas, la identidad del primer visitante es crucial, de manera que el peso medio varía asombrosamente entre los 6.7 gramos obtenidos cuando la primera visita es realizada por una abeja doméstica y los 12.8 gramos cuando la protagoniza una especie silvestre. Finalmente, para demostrar la importancia de las abejas en el proceso de polinización, los autores muestran que aquellas flores que han sido cubiertas durante el experimento con bolsitas de malla para impedir el acceso de las abejas, y por tanto son polinizadas por el viento, presentan un peso hasta 4 veces menor que las polinizadas por especies silvestres de abejas.

Planta de fresón (Fragaria x ananassa). Autor: Marc Ryckaert, en wikimedia commons.
Durante el estudio, los investigadores también han comprobado que las especies de abejas silvestres y domésticas aportan la misma cantidad de polen, por lo que las diferencias de peso entre los frutos tienen más que ver con la calidad del polen aportado. Las flores de los fresones son hermafroditas (tienen órganos sexuales masculinos y femeninos), por lo que pueden autopolinizarse, es decir, el polen de los estambres (parte masculina) fecunda el pistilo (parte femenina) de la misma planta o incluso de la misma flor. Esta autopolinización deriva en problemas de endogamia que pueden perjudicar el desarrollo del fruto y disminuir la cantidad y calidad de las cosechas. Los investigadores relacionan este hecho con el asombroso resultado obtenido para fresones polinizados por abejas de los géneros Lasioglossum y Augochlorella, los cuales presentan un peso medio de 16,7 y 16,2 gramos, respectivamente, es decir, más del doble que los polinizados por abejas domésticas. Esto es debido a que estas abejas, al tener un tamaño reducido, son capaces de recolectar polen y néctar sin afectar las anteras, mientras que otras mayores, como por ejemplo las domésticas, mueven las anteras hacia los estigmas cuando buscan néctar y esto favorece la autopolinización, resultando en frutos de menor tamaño.

Ejemplar de abeja del género Lasioglossum spp. Autor: Beatriz Moisset, en wikimedia commons.
Precaución, amigo agricultor…
Aunque las abejas domésticas producen fresas aptas para el mercado, éstas pesan casi la mitad que las procedentes de flores visitadas por especies silvestres. Es decir, al gasto que para los agricultores supone la gestión de colmenas artificiales que ayuden a la polinización, hay que añadirle las pérdidas económicas derivadas de cosechas con menor rendimiento. Esto es debido a que las abejas domésticas compiten con las especies silvestres, saturan los estigmas de las flores con polen de menor calidad y, consecuentemente, se acaban obteniendo cosechas subóptimas. Además, para que las abejas silvestres puedan proporcionar una buena polinización, no solo deben estar presentes, sino que deben contar con unos mínimos de abundancia. La mayoría de abejas silvestres de la zona de estudio anidan en el suelo, por lo que, para incrementar la abundancia de polinizadores silvestres y aumentar el rendimiento de las cosechas, los autores recomiendan dejar sin arar una proporción de la tierra cultivada, conservar hábitats semi-naturales, reducir la competencia de abejas domésticas y proporcionar recursos florales fuera del periodo de floración de los fresones.
Por tanto, estos hallazgos demuestran que la polinización llevada a cabo por abejas domésticas resulta en cosechas menores que cuando ésta es realizada por especies silvestres. Así, el rendimiento de las cosechas puede mantenerse o incluso mejorarse incidiendo sobre la calidad de la polinización, de manera que superficies de cultivo menores pueden proporcionar cosechas similares, al mismo tiempo que se favorece a las poblaciones de polinizadores silvestres y la biodiversidad de las zonas de cultivo.
Artículo completo:
Maclnnis G & Forrest J. R. K. (2019) Pollination by wild bees yields larger strawberries than pollination by honey bees. Journal of Applied Ecology, 56: 824-832. Doi: 10.1111/1365-2664.13344.
Entrada escrita por Félix Picazo, Tano Gutiérrez y Daniel Bruno