Hoy vamos a hablar de incendios y su relación con la creciente aridificación que experimenta parte del territorio europeo, y lo haremos a través de un estudio que ha abordado la evolución de la gravedad y la extensión de incendios extremos mediante imágenes de satélite.
Gestión forestal e incendios en un contexto de cambio climático
Pese a ser un componente natural de los ecosistemas, los incendios en zonas humanizadas siempre suponen un gran peligro para las personas y el resto de seres vivos con los que convivimos. Esto incluye áreas de gran importancia paisajística, biológica y cultural que cada año se ven arrasadas por el fuego.
Por ese motivo, las estrategias de prevención y mitigación de incendios ocupan un espacio esencial dentro de las políticas de gestión del medio natural. Como resultado de ese esfuerzo, muchos países han conseguido reducir el número de hectáreas quemadas cada año, como ocurre con España.

Hectáreas quemadas en incendios forestales en España desde 1961. Gráfico elaborado por epdata.es.
Sin embargo, esta tendencia positiva se está viendo amenazada, entre otras causas, por el cambio climático, que está favoreciendo veranos cada vez más duros y extremos (ejemplo). Como consecuencia, estos últimos años hemos sido testigos de incendios de extrema gravedad y extensión, como los acontecidos en el “Black Summer” de Australia (2019/2020) y en España en los dos últimos veranos (2021 y 2022). De hecho, en España, 2022 ha sido el peor de los últimos 15 años en cuanto a superficie quemada. De manera similar, al otro lado del charco, se ha estimado que el cambio climático ha incrementado en 4.2 millones de hectáreas (ha) la superficie forestal que ha ardido en Estados Unidos durante el periodo 1984-2015 (ver estudio) – por contextualizar, esta superficie sería semejante al área que ocupa la comunidad autónoma de Extremadura.
Explorando la relación entre aridez estival y la gravedad de los incendios
Así, cabe preguntarse si en un contexto de mayor aridez veraniega – menos lluvia y más temperatura- vamos a estar expuestos a un mayor riesgo de incendios extremos. Esta es la motivación que ha llevado a un grupo de investigadores alemanes a analizar 64.448 incendios ocurridos en Europa entre 1986 y 2020 a través de imágenes procedentes del satélite Copernicus.
La principal conclusión del estudio es que la superficie media afectada por los distintos incendios y su severidad suelen incrementarse en veranos con mayor aridez, medida a través de un indicador de la humedad relativa del aire.

Distribución espacial del promedio del área máxima quemada y de la severidad máxima de los incendios (mapas en zona superior). También se muestra la evolución temporal de las características de los incendios. Fuente: Grünig et al. 2022 (traducida al español).
Los investigadores, además, han estudiado cómo podría evolucionar la probabilidad de incendios extremos (incendios que afectan a más de 2.500 hectáreas) en un contexto de cambio climático. Sus resultados indican que para finales del siglo XXI las probabilidades de incendios extremos se multiplicarán por cuatro en comparación con su incidencia bajo condiciones climáticas históricas. En concreto, la probabilidad de incendio extremo en Europa pasaría del 6% al 24%. Estas cifras son especialmente alarmantes para los ecosistemas mediterráneos, como los que existen en gran parte de España, donde la probabilidad de incendio extremo podría alcanzar el 45% para finales del siglo XXI, en comparación con el 19% que se daba bajo condiciones climáticas históricas.

Probabilidad de incendios extremos (> 2.500 ha) en escenarios futuros y considerando distintos tipos de formaciones vegetales. Fuente: Grünig et al. 2022 (traducida al español).
Los autores del estudio alertan sobre la necesidad de prepararnos para un futuro donde la probabilidad de incendios extremos será mayor y también avisan de la importancia de considerar otros factores más allá del clima que puedan influir en esta tendencia. Por lo tanto, resulta imprescindible incrementar los esfuerzos y los recursos destinados a la prevención y mitigación de incendios para garantizar la seguridad de las personas y la conservación de nuestro patrimonio natural.
Artículo original:
Grünig, M., Seidl, R., & Senf, C. (2022). Increasing aridity causes larger and more severe forest fires across Europe. Global Change Biology, 00, 1– 12. https://doi.org/10.1111/gcb.16547
Autor del post: Cayetano Gutiérrez-Cánovas; Editores: Daniel Bruno y Félix Picazo. Imagen de portada: Medios de extinción actuando en el incendio de la Sierra de la Culebra. Autor: Alvcnss. CC BY-SA 4.0