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Descubriendo los servicios ecosistémicos de la vegetación de ribera

La vegetación de ribera, también llamada riparia, es aquella que habita en los márgenes y llanuras de inundación de ríos, humedales y otros ecosistemas acuáticos de agua dulce, y constituye un espacio clave tanto para estos ecosistemas acuáticos como para los terrestres adyacentes. Pese a su elevada biodiversidad y el importante papel que juegan en los procesos acuáticos y terrestres, son ecosistemas altamente amenazados por las actividades humanas, por lo que una gestión enfocada a su conservación y su restauración resultan prioritarias. Tanto es así que, actualmente, hay una red europea de investigadores (COST Action CONVERGES) con el objetivo de trasladar las evidencias científicas a la práctica y poder así mejorar la gestión de la vegetación de ribera. En el marco de esta red internacional de investigadores, en la que participa nuestro ecomandanguero Dani Bruno, se ha publicado recientemente un artículo de revisión liderado por Tenna Riis (Universidad de Aarhus, Dinamarca) que identifica y sintetiza los servicios y bienes que esta vegetación provee a los humanos, con el fin último de mejorar su gestión y optimizar su restauración.

El bosque de ribera juega un papel clave en el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos y terrestres adyacentes. Autor: Dani Bruno

La vegetación de ribera, un superproveedor de servicios ecosistémicos altamente amenazado

La vegetación de ribera es capaz de suministrar una gran variedad y cantidad de servicios ecosistémicos en comparación con su reducida extensión en el planeta. Sin embargo, la capacidad de proveernos de servicios ecosistémicos clave está amenazada por la regulación de los caudales de los ríos que ejercen las presas, la extracción de agua (especialmente para agricultura), la contaminación, los cambios en los usos del suelo, las especies invasoras, la minería en la llanura de inundación o la deforestación y extracción de madera, entre otras. De hecho, se estima que el 80% de la vegetación de ribera presente en Europa ha desparecido en los últimos 200 años como consecuencia de la actividad humana, por lo que se antoja prioritario incidir en la conservación y restauración tanto de sus atributos como de los valiosos servicios ecosistémicos que esta vegetación provee gratuitamente a la humanidad. 

Aunque hay una gran variedad de definiciones para el término servicio ecosistémico, una de las más ampliamente utilizadas los define como los beneficios que la gente obtiene de los ecosistemas o la contribución que éstos hacen al bienestar humano. El concepto de servicio ecosistémico es muy útil para la gestión ambiental ya que permite ligar el correcto funcionamiento de los ecosistemas con el bienestar humano. Tal y como vimos en el especial ecomandanguero sobre servicios ecosistémicos, este término engloba en realidad cuatro tipos distintos de “beneficios” para la humanidad: servicios de soporte, provisión, regulación y culturales. Aunque los servicios de soporte son clave -aquellos relacionados con la estructura y los procesos básicos que sostienen el ecosistema como formación de suelo o la biodiversidad-, pues a la postre son los que permiten que el resto de servicios tengan lugar, el estudio que os traemos se centra en los pertenecientes a las tres últimas categorías, ya que son los que ofrecen beneficios directos para la humanidad. De hecho, en este post vamos a explorar en mayor profundidad los servicios de regulación que son, pese a su importancia, los más desconocidos fuera del ámbito científico.

La simplificación y destrucción del bosque ripario favorece la invasión de especies exóticas y oportunistas como la caña común (Arundo donax) y modifica los servicios ecosistémicos de las riberas fluviales. Autor: Dani Bruno

Servicios ecosistémicos de la vegetación de ribera

En primer lugar, nos detendremos en los servicios de provisión, que son aquellos que hacen referencia a los productos y bienes obtenidos directamente de las riberas fluviales, entre los que destacan:

Alimentos y biomasa: el bosque de ribera proporciona alimentos (frutos silvestres, setas, etc.) y biomasa para calefacción, biocombustibles, bioconstrucción (ej. tejados tradicionales) y tutores agrícolas, entre otros numerosos bienes.

Recursos genéticos:  incluyen cualquier material genético como semillas y esporas con aplicación agrícola o forestal. Entre las plantas riparias más destacadas están dos especies trepadoras como la vid (Vitis vinífera) y el lúpulo (Humulus lupulus), base de las industrias vinícolas y cerveceras respectivamente.

Entre los servicios de regulación, que muchas veces no son tan obvios al hacer referencia a los beneficios asociados a los procesos de regulación o amortiguación que ocurren dentro de las riberas fluviales, destacan:

Filtración de partículas y mejora de la calidad del agua: la filtración que hace la vegetación de ribera (principalmente a través de sus raíces) de las sustancias que le llegan de los ecosistemas terrestres adyacentes y de la cuenca vertiente se traduce en un control de sedimentos que mejora la transparencia del agua, una retirada del exceso de nutrientes (nitrógeno y fósforo de las actividades agrícolas e industriales) que previenen procesos de eutrofización, y contaminantes (ej. pesticidas) que son asimilados por la vegetación y no pasan a formar parte de los ecosistemas acuáticos. Esto hace que, a la postre, las riberas fluviales en buen estado de conservación contribuyan a mejorar la calidad del agua.

Secuestro de carbono: los bosques riparios y humedales capturan una gran cantidad de carbono que de otra manera habría sido emitida a la atmósfera, lo que es clave en un contexto de cambio global donde la emisión de gases de efecto invernadero no para de aumentar como consecuencia de la actividad humana. 

Control de la erosión: las raíces de la vegetación riparia aumentan la fijación del suelo y reducen la erosión, especialmente durante episodios de lluvias torrenciales y deshielos rápidos en primavera. Puesto que se prevé un aumento de estos fenómenos extremos debido al cambio climático, el mantenimiento de este servicio se antoja esencial en el corto plazo. 

Regulación de caudales: la vegetación de ribera tiene la capacidad de modular el flujo del agua que circula por el cauce. La conservación de las llanuras de inundación y riberas naturales se relacionan con una menor punta de avenida (momento de máximo caudal durante riadas), frecuencia y severidad de inundaciones, dado que reducen la velocidad y el potencial erosivo del agua y favorecen la infiltración. Esto es especialmente importante en zonas áridas con lluvias irregulares ya que la vegetación puede mitigar el descenso de caudal en épocas de sequía y reducir los daños durante los episodios torrenciales.

Polinización y dispersión de semillas: aunque faltan más estudios en este campo, la vegetación riparia provee refugio y alimentación (néctar y polen) a diversos polinizadores, lo que influye en el número de visitas a los cultivos cercanos, el éxito de la polinización y el rendimiento de las cosechas.

Zona de refugio y reproducción: las riberas fluviales constituyen hábitats esenciales para la reproducción de pequeños y grandes mamíferos (rata de agua, nutria), aves migratorias y residentes (limícolas, garzas, patos, etc.), peces (sus raíces ayudan a crear zonas de cría y alevinaje) o anfibios como las salamandras. Además, la hojarasca de los árboles caducifolios proporciona nutrientes básicos para las comunidades acuáticas en ríos poco productivos (oligotróficos).

Control de plagas: la vegetación riparia ofrece refugio y recursos alimenticios a un gran número de organismos insectívoros controladores de plagas. Su labor es doble, ya que también sirven de corredores para su dispersión en el territorio, favoreciendo que puedan llegar a los campos de cultivo. 

Regulación del microclima: la vegetación de ribera reduce la temperatura, la evaporación, la velocidad del viento y la luz que llega al cauce, al mismo tiempo que aumenta la humedad del aire y el suelo y favorece una mayor cantidad de oxígeno disuelto en el agua. Esto es especialmente importante en zonas áridas con vegetación escasa, donde constituyen verdaderos oasis en un ambiente extremo y hostil para la vida.

Freno en la propagación de incendios: las riberas fluviales pueden actuar como barrera de propagación del fuego dado su particular microclima (más humedad y menos viento) y topografía, así como la menor inflamabilidad de la mayor parte de las especies riparias.

Finalmente, los servicios culturales son beneficios no materiales que la gente obtiene de las riberas a través de: actividades recreativas como el senderismo, enriquecimiento espiritual, simbólico o religioso, y el desarrollo cognitivo a través de actividades educativas o de concienciación ambiental. Este tipo de servicios también considera la reflexión y la salud mental, a través del paseo, la meditación y relajación en el entorno de ribera, que además presenta un alto valor visual (ej. paisaje bucólico de otoño, ecoturismo) y científico (avistamiento de aves, laboratorio natural).

La vegetación de ribera caducifolia tiene un gran valor estético, especialmente en otoño, lo que se traduce en un aumento de los servicios culturales. Autor: Dani Bruno

Integrando los servicios ecosistémicos en la gestión y restauración de riberas

La profunda degradación que sufren los ecosistemas de agua dulce en la actualidad pone en serio peligro a las riberas fluviales y su vegetación, lo que puede verse agravado en el corto plazo por el cambio global en curso. Este trabajo incide en la necesidad de implementar proyectos de restauración ambiciosos que recuperen nuestros ríos y riberas e incorporen los servicios de los ecosistemas en la toma de decisiones ya que, actualmente, gran parte de estos proyectos van dirigidos a mejorar unos pocos servicios como la calidad del agua o el hábitat, o incluso comprenden medidas tan ineficaces y contraproducentes como la limpieza sistemática de cauces para evitar inundaciones.

Los proyectos de conservación y restauración deben considerar la multifuncionalidad de las riberas fluviales y evaluar cómo influirán estas acciones en todo el espectro de servicios ecosistémicos. Para lograr una gestión más actualizada y basada en el conocimiento científico existente, necesitamos establecer más puentes entre la investigación y la gestión, con el objetivo de acortar el tiempo entre los últimos avances y descubrimientos científicos, de manera que sean considerados en la toma de decisiones y se logre su aplicación práctica sobre el terreno.

Artículo original

Riis, T., Kelly-Quinn, M., Aguiar, F. C., Manolaki, P., Bruno, D., Bejarano, M. D., et al., (2020). Global overview of ecosystem services provided by riparian vegetationBioScience70(6), 501-514.

Entrada escrita por Daniel Bruno, Félix Picazo y Tano Gutiérrez